“Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo.” 1 Samuel 17

Cuando David, el pastor, se vio movido por el Espíritu Santo a enfrentarse al gigante Goliat, intentaron vestirlo con la armadura de Saúl pero él la rechazó, y tomó 5 piedras lisas de un arroyo. Con esas piedras y el poder del Espíritu Santo respaldándolo enfrento y venció al gigante. De la misma manera los hombres y mujeres que hemos aceptado el llamado de Dios para servirle como pastores debemos enfrentar las batallas de nuestro ministerio revestido con el poder del Espíritu Santo. Y es la intención de estas páginas que los consejos y las experiencias ministeriales de variados siervos de Dios nos sirvan como piedras lisas para ayudarnos en nuestra tarea.

viernes, 5 de agosto de 2011

OCUPAOS EN VUESTRA SALVACION

"Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho mas ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor." (Filipenses 2:12)

¿Se puede perder la salvación? Esta es una pregunta que muchos se hacen y que divide opiniones en el mundo cristiano. En este estudio deseamos estudiar la respuesta bíblica y escritural a esta pregunta. Básicamente, la respuesta a esta pregunta se divide en dos corrientes teológicas conocidas como calvinismo y arminianismo. Veamos que proponen ambas posiciones:

Los cinco puntos del Calvinismo y del Arminianismo
Calvinismo:
Sistema de doctrina elaborado por Juan Calvino en el siglo XVI que presenta las siguientes características:
Arminianismo:
Sistema de doctrina elaborado por los seguidores de Jacobo Arminio hacia fines del siglo XVI en oposición a Juan Calvino
    1)  La incapacidad total del hombre caído: Aparte de la obra convencedora del Espíritu Santo, el hombre es incapaz de volverse a Dios. Su voluntad no es libre, está en esclavitud a su naturaleza perversa. Por eso, no escogerá - en verdad el no puede - escoger el bien sobre el mal en el área espiritual.
1) El libre albedrío o la capacidad humana: enseña que el hombre, aunque afectado por la caída de Adán, tiene la capacidad espiritual de escoger el bien espiritual, y es capaz de ejercitar la fe en Dios, a fin de recibir el Evangelio. La iniciativa de la salvación procede de Dios y todo hombre que abre su corazón al mensaje del Evangelio y da lugar a la obra transformadora del Espíritu Santo puede de este modo obtener la salvación. La libertad del hombre consiste en su habilidad para escoger el bien sobre el mal en los asuntos espirituales.
    2)   La elección incondicional. Dios en la eternidad eligió a algunos hombres a vida eterna, no en base a sus obras ni de su fe, sino solo en base de su soberanía y voluntad divina.
2)  La elección si tiene condición: La fe. Dios elige a vida eterna a los que creen. La elección de Dios de ciertos individuos para salvación antes de la fundación del mundo fue basada en que El previó que ellos responderían a Su llamado. Esta elección está basada en su presciencia.
    3)   La expiación particular o limitada. Cristo murió solamente por los elegidos y no por todos los hombres.
3) Expiación universal: el Señor murió por todos los hombres, pero solo los que creen son salvos.
      4)      La gracia irresistible: La gracia de Dios es siempre eficaz en los elegidos y todos ellos creen. El llamado interno (el cual es hecho solo a los escogidos) no puede ser rechazado; siempre resulta en conversión.
4) Aunque la gracia es necesaria, no es automática en el hombre, puede ser resistida y rechazada. Todos los hombres frente al evangelio tienen la misma oportunidad de salvarse. La Gracia de Dios no es invencible, puede, y a menudo es resistida y trastornada por el hombre.
     5)      La perseverancia o seguridad eterna de los santos: Los que Dios ha elegido llegaran al cielo inevitablemente. Todos quienes son escogidos por Dios, redimidos por Cristo, y han recibido fe por el Espíritu son eternamente salvos. Ellos son guardados en fe por el poder del Dios Todopoderoso y por eso perseveran hasta el fin.
5) Los creyentes pueden caer de la gracia. Aquellos que creen y son verdaderamente salvos pueden perder su salvación por fallar en mantener su fe, su santidad y sus vidas apartadas del pecado hasta el fin.

Entre las corrientes teológicas que se están haciendo cada vez más populares en este siglo esta la noción errónea de que (según Calvino) Dios escogió a unos hombres para ser salvos y a otros para eterna perdición. Debido a esto Calvino elaboro la doctrina del sacrificio limitado de Cristo a los elegidos. Esto es muy difícil de digerir ya que los que están en el cielo están por voluntad de Dios y los que están en el infierno también están haciendo la voluntad de Dios pues para eso fueron predestinados. Pero aun es más difícil de aceptar por la abrumadora cantidad de versículos que nos hablan de la posibilidad que tienen todos los hombres de ser salvos. De alguna forma los que se pierden estarían eximidos de responsabilidad moral ante Dios ya que El no les dio la posibilidad de salvarse. Están en el infierno haciendo la voluntad de Dios. 


Calvino insistió en su época en que aquellos que han sido salvos jamás se van a extraviar del camino ya que la salvación no se puede perder, que Dios ha dotado de eterna salvación a los que ha elegido para salvación y que esa gracia de Dios es irresistible, si Dios te eligió para ser salvo, te guste o no, quieras o no, salvo serás. Por otra parte la Biblia y específicamente el Nuevo Testamento están saturados de advertencias para aquellos que un día conocieron la verdad y luego se extraviaron de la misma. ¿Nos preguntamos, para que tantas advertencias al respecto si según Calvino no existe ni la más mínima remota posibilidad de extraviarse de la verdad? Continuamente se nos insta a perseverar, a mantenernos fieles hasta la muerte, a no descuidar nuestra salvación y así sucesivamente se nos exhorta permanentemente en la palabra. 



Se nos amonesta justamente porque existe la posibilidad de apartarnos de la gracia que un día recibimos, ya que nosotros creemos en el “libre albedrio” que Dios nos ha dado y conservamos aun después de conocer a Cristo. “De Cristo os desligasteis… de la gracia habéis caído.” (Gálatas 5:4).  No somos autómatas, podemos llegar en un momento de nuestra vida a un estado de descuido espiritual que nos lleve a menospreciar la salvación.


La Salvación que Dios nos ofrece es un regalo, un don de Dios,  pero no para unos pocos elegidos sino que es ofrecida a todos los hombres. Examine los siguientes versículos: "Porque de tal manera amó Dios al mundo para que todo aquel que en El crea tenga vida eterna" (Juan 3:16). Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.” (1 Timoteo 2:3-4). “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres…” (Tito 2:11). “Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen.” (1 Timoteo 4:10). “Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.” (Romanos 5:18). “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan.” (Hechos 17:30).
Por ejemplo, si la salvación estuviera limitada a unos pocos escogidos el versículo de Juan 3:16 debiera decir: “porque de tal manera amo Dios a los escogidos, que ha enviado su hijo unigénito, para que todos los escogidos que definitivamente van a creer en él no se “pierdan”, sino que tengan la vida eterna”. Pero el versículo dice para que todo aquel, no algunos, no solo un selecto grupo de escogidos y elegidos, sino todos los hombres que crean tiene acceso a la vida eterna. El sacrificio de Cristo fue por todo el mundo.


Fíjese otro dato interesante de este versículo donde aparece la palabra “perder”. El mismo versículo pero ya en su correcta traducción hace alusión a esta posibilidad.


Esta salvación es ofrecida a todos los hombres pero depende de cada cual aceptar ese regalo de parte de Dios. El calvinista te dirá que el hombre no tiene elección, que el que ha sido elegido para ser salvo simplemente no podrá resistir la gracia de Dios llamando a su corazón, y que el que no ha sido elegido para ser salvo, por más que se esfuerce no alcanzará la salvación. Y que esto es así porque Dios es soberano y hace lo que quiere. Y sí, Dios es soberano pero también es justo. Y no hace acepción de personas. “Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación.” (1 Pedro 1:17).  ¿Sería Dios justo si elige a unos hombres para ser salvos y gozar de la gloria celestial y a otros los condena al infierno solo porque si, porque es su voluntad? ¿Sería justo que Dios enviara al infierno a hombres que no tenían otra opción porque no fueron elegidos para pertenecer al selecto grupo de los elegidos? El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo? (Génesis 18:25).


La verdad bíblica es que Dios le da al hombre libre albedrio para decidir su destino. Esta es una de las doctrinas más importantes del cristianismo: El libre albedrio. Dios también le ofrece la salvación comprada a precio de la sangre de su Hijo Unigénito, le ofrece recompensas eternas en lugares celestiales, pero le da la libertad para recibir su regalo de salvación o rechazarlo. “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia.” (Deuteronomio 30:19). “Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?” (Ezequiel 33:11). "Si haces bien, ¿no serás aceptado? Pero si no haces bien, el pecado yace a la puerta y te codicia, pero tú debes dominarlo." (Génesis 4:7). "Miren, hoy pongo delante de ustedes una bendición y una maldición: la bendición, si escuchan los mandamientos del Señor su Dios que les ordeno hoy; y la maldición, si no escuchan los mandamientos del Señor su Dios, sino que se apartan del camino que les ordeno hoy, para seguir a otros dioses que no han conocido.” (Deuteronomio 11:26-28). "Y si no les parece bien servir al Señor, escojan hoy a quién han de servir: si a los dioses que sirvieron sus padres, que estaban al otro lado del río, o a los dioses de los Amorreos en cuya tierra habitan. Pero yo y mi casa, serviremos al Señor." (Josué 24:15).  Lávense, límpiense, quiten la maldad de sus obras de delante de Mis ojos. Cesen de hacer el mal. Aprendan a hacer el bien, busquen la justicia, reprendan al opresor, defiendan al huérfano, aboguen por la viuda. Vengan ahora, y razonemos, dice el Señor, Aunque sus pecados sean como la grana, Como la nieve serán emblanquecidos. Aunque sean rojos como el carmesí, como blanca lana quedarán. Si ustedes quieren y obedecen, comerán lo mejor de la tierra. Pero si rehúsan y se rebelan, Por la espada serán devorados. Ciertamente, la boca del Señor ha hablado.” (Isaías 1:16-20). "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito (único), para que todo aquél que cree en El, no se pierda, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a Su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El. El que cree en El no es condenado (juzgado); pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito (único) Hijo de Dios.” (Juan 3:16-18).


Ahora bien, esta salvación debe ser valorada, apreciada y cuidada con temor y temblor. El hecho de que se puede perder esta evidenciado en las Sagradas Escrituras por un abundante cumulo de versículos que nos exhortan a permanecer, a ser fieles hasta la muerte, a no caer de la gracia: Se fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.” (Apocalipsis 2:10).  “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mi no lleva fruto, lo quitara; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiara, para que lleve mas fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mi, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en el, este lleva mucho fruto; porque separados de mi nada podéis hacer. El que en mi no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secara; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.” (Juan 15:1-6). "El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles" (Apocalipsis 3:5) "Cuando yo dijere al justo: De cierto vivirás, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no serán recordadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo.... Cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, morirá por ello" (Ezequiel 33:13, 18). "Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno" (2 Pedro 2:20, 22). "Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos" (Juan 8:31). "Y a vosotros también... os ha reconciliado... para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído" (Colosenses 1.21, 23). "Pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza" (Hebreos 3:6). "Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados" (Santiago 5:19, 20). "Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo" (Mateo 24:11, 13).  “Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.” (Apocalipsis 2:5). 

También el Señor enseño que no basta con creer (pues de ser así aun los demonios serian salvos, pues creen y tiemblan) "No todo el que me dice: Señor,  Señor,  entrará en el reino de los cielos,  sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos." (Mateo 7:21).  Así que no es suficiente con creer, sino que también la fe requiere de acción, la fe no es pasiva. "Así también la fe,  si no tiene obras,  es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe,  y yo tengo obras.  Muéstrame tu fe sin tus obras,  y yo te mostraré mi fe por mis obras. "Tú crees que Dios es uno;  bien haces.  También los demonios creen,  y tiemblan." (Santiago  2:17-19).  El Señor dijo no todo el que me dice Señor entrará en el reino de los cielos sino aquel que “hace” la voluntad de mi Padre. Notemos que aquí hay un verbo que denota que aunque la salvación es por gracia debemos mantenernos en fidelidad y obediencia a la voluntad de Dios. En otras palabras no es meramente creer y cruzarme de brazos.

La salvación debe ser atendida, apreciada, valorada y cuidada "con temor y temblor", debemos "crecer en la gracia y el conocimiento de Dios", debemos santificar "todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo. Debemos vivir vidas santas y agradables a Dios.

Ahora, sólo porque es posible que perdamos la salvación no quiere decir que tenemos que perderla. Dios nos extiende su cuidado paternal y nos ha provisto de todo lo que necesitamos para ser victoriosos. Ve los siguientes versículos: "No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar" (1 Corintios 10:13). "Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo" (1 Corintios 15:57). "Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo" (1 Juan 4.4). "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia" (Isaías 41:10). "Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento" (2 Corintios 2:14). 

Son promesas maravillosas y consoladoras ¡Qué victoria nos es disponible en Cristo Jesús! ¡Cuántas gracias debemos al que nos ha rescatado del mar del pecado! ¡Cuán poderoso es Cristo! Frente a la posibilidad de caer de la gracia, él "es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría" (Judas 24). 

Aprovéchate del poder de Cristo para ser guardado de caer en pecado. No pienses que ya que eres cristiano no te es posible caer de su gracia. Escucha la advertencia que nos da Cristo: "Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga" (1 Corintios 10.12). 

"Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro" (Apocalipsis 22:18, 19).

"Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza" (2 Pedro 3:17). No caigamos de la firmeza de la doctrina que hemos aprendido y nos hemos persuadido. Cuidemos, valoremos, apreciemos y atesoremos esta salvación tan grande. 

"Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?" (Hebreos 2:1, 3).

Material preparado por el Pastor Ernesto Genta de Uruguay y la Hna. Laura Santiago de Puerto Rico.

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