“Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo.” 1 Samuel 17

Cuando David, el pastor, se vio movido por el Espíritu Santo a enfrentarse al gigante Goliat, intentaron vestirlo con la armadura de Saúl pero él la rechazó, y tomó 5 piedras lisas de un arroyo. Con esas piedras y el poder del Espíritu Santo respaldándolo enfrento y venció al gigante. De la misma manera los hombres y mujeres que hemos aceptado el llamado de Dios para servirle como pastores debemos enfrentar las batallas de nuestro ministerio revestido con el poder del Espíritu Santo. Y es la intención de estas páginas que los consejos y las experiencias ministeriales de variados siervos de Dios nos sirvan como piedras lisas para ayudarnos en nuestra tarea.

viernes, 5 de agosto de 2011

LA SALUD EMOCIONAL DEL SIERVO DE DIOS

“Mirad por vosotros mismos,  para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo,  sino que recibáis galardón completo.”  2 Juan 8




Introducción
Todos sabemos que el ser del hombre consta de tres partes: cuerpo, alma y espíritu, y que es necesario que el cristiano mantenga "todo su ser" en estado irreprensible hasta la venida del Señor. Estas tres áreas: la física, la emocional y la espiritual nos dan problemas a lo largo de la vida pero es nuestro deber buscar soluciones y lograr la entera santificación de nuestro ser. Con respecto al área física, todos somos atacados por diversas enfermedades y a medida que pasan los años se van acentuando nuestros achaques pero conocemos también las soluciones: confiar en Dios para nuestra sanidad, ir al médico, admitirlos como un aguijón o resignarnos a que, simplemente, de algo nos tenemos que morir. Con respecto al área espiritual, todos sabemos que nuestra responsabilidad como cristianos y siervos de Dios es crecer en la gracia y el conocimiento de Dios; y que el ministro de Dios debe tener una vida espiritual saludable, una práctica devocional consecuente y una comunión con Dios cada vez más íntima. De este modo podemos ver que nuestra área más débil es la emocional. De hecho, ella es el meollo de nuestros problemas pues su influencia afecta tanto al área física como al área espiritual.

Los médicos afirman que más del 75% de nuestras enfermedades son sicosomáticas, es decir, que son enfermedades cuyo origen real no está en el nivel físico sino en el síquico. De ahí que el 20% de las personas que sufren paro cardíaco súbito han tenido un trauma sicológico en las 24 horas anteriores. Entre estas emociones se distinguen: ira, frustración, miedo, tristeza, soledad, depresión, ansiedad. Entre las enfermedades determinadas síquicamente están las cardiopatías, gastritis, úlceras, hipertensión y hasta los resfriados. Así vemos que nuestras emociones afectan nuestro estado físico.

En el área espiritual sucede lo mismo. Nuestro estado emocional influye en nuestra vida espiritual, de modo que cuando estamos emocionalmente perturbados se nos dificulta la oración, la lectura y aún la ministración.

Por eso este estudio va a enfocar el tema de la salud emocional del siervo de Dios, vamos a tratar de identificar los problemas que aquejan a nuestras emociones y ver algunas soluciones para ellos. Evidentemente este no es un estudio exhaustivo sobre el tema sino más bien un atisbo para que creemos conciencia sobre la necesidad y el deber que tiene el ministro de mantenerse con la máxima salud emocional.

 

Las estadísticas indican que 1500 pastores dejan el ministerio mensualmente, debido a fallos de carácter moral, desgaste espiritual o pugnas internas en la iglesia. Esta cifra es alarmante, pero más preocupante aún son las situaciones por las cuales 18,000 pastores dejan sus iglesias cada año en los Estados Unidos. Las siguientes estadísticas señalan algunos de estos problemas y fueron presentadas por Barna y Focus on the Family. Les advierto que los números son tétricos: Sobre los pastores: El 50% de los matrimonios pastorales terminaran en divorcio. El 80% de los pastores y el 84% de sus esposas se sienten desalentados, y sin la calificación apropiada para desempeñar su labor de pastor. EL 50% de los pastores están tan desalentados, que dejarían el ministerio inmediatamente si no fuera porque no tienen otra forma de ganarse la vida. El 80% de los graduados del seminario bíblico que empiezan a pastorear lo dejarán antes de cumplir el 5to año. El 70% de los pastores batallan constantemente contra la depresión. Casi el 40% admite haber tenido una relación extramarital desde el comienzo de su ministerio. El 70% de los   encuestados dijeron que sólo leen la Biblia cuando preparan sus sermones. Sobre las esposas de los pastores El 80% de las esposas de los pastores sienten que sus esposos están sobrecargados de trabajo. El 80% de las esposas desean que sus esposos hubieran escogido otra profesión.

Entre los diversos problemas que afectan la salud emocional de un siervo de Dios tenemos los siguientes:

1. Estrés o "agotamiento físico general producido por un estado nervioso". Las circunstancias del ministerio (el peso de las responsabilidades y demandas de la obra) generan estrés.

 a. Hoy día se lee frecuentemente acerca de la crisis de ministros y del hecho de que más pastores están abandonando el pastorado que en cualquier otra época.
b. El estrés es una experiencia presente durante todo el ministerio, mas al principio, disminuyendo con los años.
c. Tres etapas de crisis:

* 3-5 años: depresión y desilusión; desaparece el idealismo y le invade el realismo. Sus sueños y ambiciones espirituales chocan con la realidad de que su ministerio no es tan efectivo como él imaginaba. Muchos jóvenes empiezan sus ministerios muy ilusionados, muy seguros de sus capacidades y, muchas veces, pensando que “ellos sí que lo saben hacer bien”. Pero luego se enfrentan a la realidad de que no es tan fácil ganar las almas, ni lograr que se afirmen y comiencen a dar frutos. Se enfrentan a la escasez económica y a las presiones que implica tratar de mantener el balance entre la vida familiar y la ministerial.

     * 10-12 años (40-45 años de edad): época de reflexionar sobre el pasado, su eficacia o ineficacia. El ministro se pregunta si en verdad quiere pasar el resto de sus años en las mismas funciones como ministro.

* 55-60 años de edad: se da cuenta de que las iglesias están buscando a un pastor más joven que él. Temor al futuro; se siente inseguro en el lugar donde está.

2. Sentido de incapacidad y de culpa - La tarea del ministro es la de comunicar al hombre con Dios, lo finito con lo infinito. Sufrimos porque a veces la tarea parece superior a las fuerzas. Se habla de la "carga de la obra y de las almas". Aunque sabemos que "quien hace la obra es Dios" no logramos superar el sentimiento de que lo debemos hacer nosotros. A veces se siente culpabilidad por el trabajo no realizado, por los días de descanso o por los "pequeños lujos" que nos damos.

3.    Deseo de complacer - A todo el mundo le gusta la aprobación pero en el ministerio es muy difícil complacer a todos: unos quieren por pastor a un predicador culto, elocuente, teólogo, otros a uno práctico, incisivo, a los garrotes; unos desean que el pastor pase el día visitando, otros que el pastor ore 5 horas por día. A veces se ven invadidos por sentimientos de insuficiencia, soledad y fracaso por no poder cumplir todo lo que ellos espera la gente.

4.    Soledad - Se dice que los pastores son las personas más solitarias del mundo. Todo ser humano tiene necesidad de contar con amigos, aún Jesús (Lázaro y familia, Juan, Pedro y Jacobo). A veces nos sentimos solos porque lo estamos y otras veces porque preferimos la soledad a la traición. Tenemos temor de confiar en alguien y ser traicionados. A veces la soledad viene de la incomprensión de la gente ante la humanidad del pastor. Pero éste necesita contar con una persona que conozca sus necesidades, que le comprenda y le escuche. Muchos ministros usan una máscara (camuflaje para sus emociones verdaderas).

5.    Cansancio espiritual - Nos referimos al agotamiento espiritual de vivir dando y dando, sin recibir alimentación. La función pastoral nos pone muchas veces en la posición de ser el dador, el que siempre tiene que estar “en el espíritu”, lleno de gozo y del Espíritu Santo. Por esto, es necesario que los pastores tengan sus momentos de recargar sus energías espirituales, de ser ministrados como pastores, y de recibir la consejería pastoral y ministerial de hombres de Dios con mayor experiencia.

6.    Depresión - En la Biblia tenemos los casos de Elías (1 Reyes 19:1-16), y Jeremías (Jeremías 20:7-11). Elías había vivido un momento de gloria en el monte Carmelo. El fuego de Dios había bajado del cielo dejando en claro quién era el verdadero Dios y quién era el verdadero profeta. Pero luego, Elías oye que Jezabel lo busca para matarlo y huye desalentado y desanimado. Aunque Dios se le revela demostrándole que aun está con él, ya Elías no tenía ya ni energía ni deseos de continuar su ministerio. Dios le da tres últimas instrucciones, que unja los nuevos reyes de Judá e Israel y que unja a Eliseo para ser profeta en lugar suyo. Y llama poderosamente la atención el que Elías salga directo a ungir a Eliseo. Elías ya era un hombre agotado ministerialmente y no pudo seguir adelante. En cambio tenemos a Jeremías que también sufrió un momento de debilidad donde se cansó de vivir predicando sin que su mensaje obtuviera resultados, más bien era atacado, golpeado y apresado cada vez que cumplía su ministerio. Llego un momento que se rindió y decidió no predicar más, pero aun ardía en su corazón el fuego de Dios y su vocación ministerial. Y se fortaleció en Dios para continuar su ministerio recordando que Dios estaba con él como poderoso gigante.

Esta puede venir por muchos caminos:

a. traición - Sal. 55:12-14 – la infidelidad, la deslealtad, la ingratitud,  y los falsos hermanos son peligros a los que se enfrentará un líder tarde o temprano. Jesús mismo lo tuvo que sufrir. No es fácil encontrar personas de confianza pero cada pastor necesita orar hasta encontrarlas pues la soledad es mala consejera y la Palabra dice que en la multitud de consejeros sabios hay seguridad.

b. penurias económicas - Fil. 4:11-12; Heb. 13:5- ; 1 Ti. 6:8-10. Aunque la Palabra afirma que el obrero es digno de su salario, la realidad es que muchas veces los pastores se enfrentan a la crisis económica. Son estos los momentos que ponen a prueba nuestra vocación y nuestra fe en la provisión divina.

c. ambiciones espirituales - impaciencia frente a las promesas de Dios. El apóstol Pablo enseño que el que anhela obispado buena cosa desea. No hay pecado en desear servir a Dios, en anhelar desarrollarse ministerialmente, o en aspirar a alguna posición de mayor autoridad en la iglesia o en la organización a la que se pertenece, pero sí debemos examinar nuestra motivación. Si lo deseamos para servir mejor a Dios, para que Él se glorifique a través de nuestras vidas, es un buen deseo. Pero si lo hacemos por pura soberbia o ambición de poder, gloria o reconocimiento humano, es un deseo dañino que no procede del corazón de Dios sino de nuestra naturaleza carnal.

d. acusaciones - 2 Co. 10:2-3,7; 10:10 - tarde o temprano, alguien nos acusará de cómo acusaron al apóstol Pablo de estar en la carne; lo juzgaron según la apariencia; criticaron su mensaje, y algunos no lo reconocían como apóstol. Debemos desarrollar la capacidad de perdonar - Ef. 4:22; 1 Ped.1:13. Dar lugar a la justicia de Dios, que Él defienda nuestra causa y nos juzgue de nuestros enemigos.

e. Oposición, murmuración, rebelión - Moisés sufrió mucho durante su travesía por el desierto a causa de las continuas murmuraciones y ataques a su liderazgo de parte del pueblo, de los líderes y aun de su familia (Núm. 12:1.3), pero Dios siempre dejó en claro que él era el hombre que Dios había elegido (Núm. 12:6-8). Nosotros también sufrimos la critica constante y la oposición de aquellos a quienes servimos y ministramos con amor cada día, pero debemos aprender al igual que Moisés que a quien le tenemos que rendir cuentas es al Dios que nos llamó y que Él es quien debe defender y respaldar nuestro ministerio. Hay que enseñar a los creyentes la obediencia y el sometimiento a las autoridades establecidas, no imponiendo la autoridad sino ganando el amor y el respeto de la grey, y sobre todo, dando el ejemplo. ¿Cómo puede un pastor exigir obediencia y sometimiento si la congregación no lo ve actuar en esa misma actitud ante sus autoridades superiores? 2 Ped.2: 10-13

f. sentimientos de poca estima – Al igual que Timoteo muchas veces nos ataca el sentimiento de que no estamos lo suficientemente capacitados para ejercer el ministerio y cumplir con las tareas que se espera de nosotros - 1 Ti. 4:12; 2 Ti. 1:6-8; 1 Co. 16:11. Debemos desarrollar una auto imagen sana - Ro. 12:3. No debemos subestimarnos pero tampoco debemos desarrollar un “complejo de estrella”.

g. Otros conflictos que sufrió el apóstol Pablo, y sufrimos nosotros también: conflictos y temores internos (2 Co.7:5); azotes, cárceles, peligros de muerte (2 Co. 11:23). Pero debemos aprender también como los enfrento el apóstol: “Por lo cual,  por amor a Cristo me gozo en las debilidades,  en afrentas,  en necesidades,  en persecuciones,  en angustias;  porque cuando soy débil,  entonces soy fuerte.”2 Co. 12:10. “Antes bien,  nos recomendamos en todo como ministros de Dios,  en mucha paciencia,  en tribulaciones,  en necesidades,  en angustias; en azotes,  en cárceles,  en tumultos,  en trabajos,  en desvelos,  en ayunos; en pureza,  en ciencia,  en longanimidad,  en bondad,  en el Espíritu Santo,  en amor sincero, en palabra de verdad,  en poder de Dios,  con armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra,  por mala fama y por buena fama;  como engañadores,  pero veraces; como desconocidos,  pero bien conocidos;  como moribundos,  mas he aquí vivimos;  como castigados,  mas no muertos; como entristecidos,  mas siempre gozosos;  como pobres,  mas enriqueciendo a muchos;  como no teniendo nada,  mas poseyéndolo todo. 2 Co.6:4-10

CONCLUSIÓN

¿Tenemos derecho a quejarnos? ¿Acaso no lo sabíamos? Pablo dijo a Timoteo: sufre penalidades, soporta las aflicciones. Jesús dijo: "En el mundo tendréis aflicción...". Si bien, las aflicciones y las pruebas no son agradables para nadie, todo el que entra al ministerio debe saber que serán parte de su vida y debe, por lo tanto, prepararse para sobrellevarlas. Una vez más el apóstol Pablo nos da el consejo: Por lo demás,  hermanos míos,  fortaleceos en el Señor,  y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios,  para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo,  contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto,  tomad toda la armadura de Dios,  para que podáis resistir en el día malo,  y habiendo acabado todo,  estar firmes.” Efe. 6:10-13

Las soluciones no son ni más ni menos que lo que siempre aconsejamos a todos los demás menos al ciudadano que vemos en el espejo. ¡Cuántos problemas se nos irían si nos aplicáramos a nosotros mismos las verdades que les predicamos con absoluto convencimiento! Los pastores necesitamos lograr una aplicación práctica de los consejos bíblicos a nuestras propias vidas.

Debemos recordar el consuelo y poder que vienen del Señor. Pablo en 2 Tim. 2, después de relatar sus penas, nos dice: "Pero el Señor estuvo conmigo" - 2 Co. 1:5.

Muy importante es que nos cuidemos de reponer las fuerzas físicas, síquicas y espirituales. Todo pastor necesita separar diariamente un tiempo para su reposo mental y físico, y tiempo para su encuentro con Dios y con su Palabra. Jamás debemos permitir que las muchas tareas de la obra nos impidan estos momentos personales. Y no solo debemos ocuparnos de separar tiempo para nosotros como pastores sino también para la familia pastoral, nuestras esposas e hijos que muchas veces sufren la soledad y la lejanía del esposo y padre siempre envuelto en las tareas de la obra.

Debemos aprender a ver las cosas positivas y controlar nuestros pensamientos. Al enemigo de las almas le encanta sembrar en nuestras mentes pensamientos y sentimientos negativos, de derrota y de fracaso. La Palabra nos aconseja: - Por lo demás,  hermanos,  todo lo que es verdadero,  todo lo honesto,  todo lo justo,  todo lo puro,  todo lo amable,  todo lo que es de buen nombre;  si hay virtud alguna,  si algo digno de alabanza,  en esto pensad.”Fil. 4:8

Debemos practicar y fomentar la fraternidad pastoral. Nadie mejor que otro pastor para comprender lo que un pastor está viviendo. “Sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.” 2 Pe. 5:9.  El aislamiento lleva al estancamiento. Si compartimos nuestras luchas descubriremos que nuestros afanes son también los del otro. Así que debemos aprender a buscar ese apoyo, ese consejo sabio. Debemos aprender a protegernos los unos a los otros.

Y, por último, recordemos: “Por tanto,  no desmayamos;  antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando,  el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven,  sino las que no se ven;  pues las cosas que se ven son temporales,  pero las que no se ven son eternas.- 2 Co. 4:16-18.

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